EL CIBERACTIVISMO COMO UNA NUEVA FORMA DE PARTICIPACIÓN CIUDADANA
El activismo ha encontrado en internet un aliado muy importante en las últimas décadas. De dicha herramienta se han beneficiado ya, una muy importante cantidad de actores sociales. Entre estos, podemos encontrar a partidos políticos; a figuras políticas independientemente de su afiliación y otras personalidades públicas. De igual forma, la red mundial, a través del denominado “ciberactivismo” ha sido ya utilizada por organizaciones gubernamentales y no gubernamentales.
A partir de lo anterior, surge la siguiente cuestión relacionada con el ciberactivismo: ¿la ciudadanía ha utilizado y explotado esta nueva forma de influencia que ha aparecido y tomado forma en los últimos tiempos?
En opinión del redactor del presente artículo, la ciudadanía no ha sido totalmente informada ni organizada en esta nueva forma de influir en la toma de decisiones. De hecho, pareciera ser que el ciberactivismo como una nueva forma de participación organizada ha sido capturado por los grupos de poder más importantes, utilizándolo para fines particulares y que incluso ya ha llevado al poder a una gran cantidad de personalidades que lo han sabido explotar y sacarle provecho.
A más de tres décadas en que la internet y las posibilidades de comunicación que ésta representó, tales como el correo electrónico o la publicación de blogs y a poco más de dos décadas en que las redes sociales, las más conocidas, Hi5, Facebook, Twitter, MySpace, Instagram, por mencionar algunas (algunas de ellas ya obsoletas), y en pleno proceso de digitalización de la mayor parte de las formas de comunicación; el activismo digital o ciberactivismo ha demostrado ser una parte decisiva para influir en la toma de decisiones, siendo la más importante de ellas, las elecciones democráticas y la llegada al poder de muchos gobernantes alrededor del mundo.
Tenemos grandes ejemplos en los que las campañas masivas a través de redes sociales han instaurado nuevos gobernantes, para mí, uno de los casos más representativos, es el de la llegada al poder de Donald Trump, quien, mediante una determinante campaña cibernética, ganó la presidencia de los Estados Unidos de América en 2016. En México, las redes sociales y la internet, también fueron decisivos en la llegada al poder de López Obrador en 2018.
Es así que, gracias a campañas masivas difundidas a través de estos medios digitales, se ha logrado realizar propagandas que buscan un fin determinado, llegando a públicos localizados en base a algoritmos especializados y al uso de la tecnología “big-data” y que han instaurado una nueva forma de comunicación llevada a cabo por el surgimiento de agencias especializadas en este proceso de transformación. Estos nuevos jugadores incluso han ido más allá de lo que es percibido como “permitido”, incurriendo en espionaje y “hackeo” o robo de información.
En este último caso, el ciberactivismo obtiene forma de actividades criminales al vulnerar datos e información que es privada y que está en manos de organizaciones que deberían de protegerlas debidamente. No olvidemos el escándalo durante la presidencia de Barack Obama, en la que la Agencia de Seguridad Nacional utilizó de manera indebida un programa informático para espiar a la ciudadanía. Este es un factor que siempre debe ser observado y cuidado.
Es así entonces, que el instrumento denominado ciberactivismo ha demostrado ser un elemento de difusión y acceso a la toma de decisiones sumamente efectivo, ¿pero lo ha sido así para efectos de participación ciudadana?
La respuesta a esta pregunta en opinión de un servidor es que definitivamente el ciberactivismo no ha sido utilizado de manera óptima ni para elevar la participación de la ciudadanía ni para darles acceso a la toma de decisiones. Lo anterior debido a que aún no está en el interés de los grandes actores el de democratizar esta herramienta como forma de lograr impacto desde la opinión o participación de los distintos grupos sociales.
Han existido intentos bastante loables por parte de algunos institutos y municipalidades para promover la participación ciudadana a través del ciberespacio, solicitando propuestas para el presupuesto participativo o para participar en algún programa de mejoramiento de espacios públicos, sin embargo no han sido debidamente promocionados y muchas veces se podría presentar que únicamente han sido intentos por justificar la supuesta participación ciudadana en dichos programas, dejando de lado la continuidad y un interés genuino para el bien común.
Cada vez se presentan más espacios para que el ciudadano pueda acceder al gobierno a través del ciberespacio, tales como kioskos digitales que se han instalado de parte de ministerios públicos para hacer denuncias y otras dependencias judiciales en estados y municipios. No obstante lo anterior no hay claridad sobre el impacto real que han tenido en la ciudadanía estas nuevas formas de acceso a la justicia.
Existe de igual forma un programa oficial del gobierno federal de México que promueve la transformación digital y la utilización del ciberespacio. El reporte publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo “OCDE” Gobierno Digital en México 2018, da una perspectiva y una evaluación del estatus que México tiene en la implementación de dicho programa. Dentro de este reporte se puede deducir que el ciberactivismo como una forma de expresión oficial de parte de la sociedad, tiene aún un camino largo por avanzar.Existe de igual forma un programa oficial del gobierno federal de México que promueve la transformación digital y la utilización del ciberespacio. El reporte publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo “OCDE” Gobierno Digital en México 2018, da una perspectiva y una evaluación del estatus que México tiene en la implementación de dicho programa. Dentro de este reporte se puede deducir que el ciberactivismo como una forma de expresión oficial de parte de la sociedad, tiene aún un camino largo por avanzar.
A manera de conclusión del que suscribe, se podría decir que así como el ciberespacio se utiliza ya para llegar a la ciudadanía, utilizándolo como instrumento para que, mencionando un ejemplo, los particulares enteren impuestos e información; para que se puedan denunciar crímenes o levantar quejas, el ciberespacio se podría utilizar por parte del activismo para expresar propuestas, planes, inconformidades, abusos de autoridad, actos de corrupción y otras peticiones, garantizadas en la Constitución Política mexicana.
Es necesario entonces, organizar los canales para que la ciudadanía utilice este espacio para hacer llegar las mencionadas peticiones al gobierno, para lo cual es de suma importancia, incorporar el tema a la agenda política y darlo a conocer a las principales organizaciones sociales, movilizando za los líderes de opinión, dándoles apoyo técnico y financiero. Incluso se podrían constituir nuevas organizaciones que promuevan el tema.
Por último, se puede considerar que, como parte de los grandes temas, los activistas tienen en el ciberactivismo, una herramienta que podría significar una enorme posibilidad de influir en la toma de decisiones. Por mencionar un ejemplo, la participación de la ciudadanía a través de consultas masivas, podría ser instrumentada a través de plataformas digitales, en dónde las personas podrían ser identificadas fácilmente con instrumentos informáticos que detectan los datos biométricos o la firma electrónica avanzada que puede ser validada y autorizada eficientemente por las dependencias institucionales, que al final, ya cuentan con gran parte de esta información.
Para convertir en realidad al ciberactivismo como una manera de participación ciudadana, se trata como siempre, del viejo adagio “querer es poder”.
